24 de abril de 2008

Matando mariposas

Elisa llevaba toda su vida enamorada del mismo hombre. Se conocieron en el colegio, cuando él sonrió a una niña llena de complejos y miedos, embrujándola para siempre. Crecieron juntos: ella cada vez lo adoraba más; él era tan alto, tan especial, tenía unos sentimientos tan nobles, una inteligencia admirable. Le observó cambiar, sin modificar ni un ápice sus sentimientos. Ella, siempre a sus pies, sufrió varios pisotones en pleno corazón cuando él comenzó a estar con otras chicas, cuando le vio, alejándose de ella irremediablemente. Sufría lo indecible pero, al final, él regresaba a ella. Entonces, renacía de las tinieblas y la felicidad recorría todo su cuerpo. Ella le consolaba, le animaba. Podía pasar las horas en vela a su lado, escucharle durante horas...todo valía la pena. Los vaivenes cada vez eran más frecuentes a la vez que aumentaban en el dolor. En carne viva, las heridas cicatrizaban con su vuelta.
Años y años pasaron, nuevas esperanzas y de nuevo, sueños rotos.
Tras una nueva derrota, Elisa se dio cuenta de que su tiempo pasaba. Y ella, encadenada a un hombre que jamás la había mirado con una pizca de pasión. Así que cogió el revólver y se apuntó directamente a la cabeza. La bala impactó con sordidez y, al segundo, comenzó el desfile: las mariposas volaron frenéticas, huyendo. El olor a pólvora se respiraba en el ambiente. Elisa reposaba en el frío suelo mientras las últimas mariposas se alejaban. Por su cuerpo inerte, anestesiado, como cristales rotos corrían emociones indescriptibles.
Por primera vez en su vida Elisa era libre

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un relato sinceramente triste. Un final al que nadie se merece llegar de esa manera.

Fue libre de su dolor, de eso no hay duda, pero quedó eternamente insensible a cualquier clase de sentimiento y satisfacción.

Besos tiernos y dulces para ti.


** MARÍA **

almayciudad dijo...

Un placer haber llegado hasta tu blog, un saludo.

Anónimo dijo...

Mas que surrealista es aterradoramente real. Me ha llegado mucho esta historia por motivos personales, me ha dejado el corazón estrujadisimo.

Pero me encanta como escribes, te seguiré leyendo siempre que pueda.

Gemma dijo...

Verdaderamente escalofriante, pero quién, medianamente romántico, no ha pensado en eso, almenos por una milésima de segundo, al amar a alguien y no verse correspondido? Es triste pero no deja de ser rotundamente romántico.