
Pero Selene paseó en los días de lluvia, y las gotas de agua rehuyeron su mejilla. Y los buscadores de carmín encontraron sangre debajo del hielo. E incluso su asistenta comprobó que la emoción parecía esconderse bajo el terciopelo de sus vestidos.
Sin embargo,al cabo de los años, volvió a encontrarse con el hombre que había sido el causante de su decisión. Por fin habló y cuando avistó la primera lágrima en el ojo de aquel que tanto había amado, Selene sonrió con su boca roja.
Había cumplido la promesa que se hizo a sí misma. Lloraría en ojos ajenos.
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